martes, 7 de octubre de 2014

UN ADIOS SIN ANTICIPOS

Despedida, una palabra, significados múltiples, sentimientos tristes y raros a la vez, que seria de la vida si no hubiera despedidas, si todos los días no nos despidiéramos del pasado, de lo que fue ayer, de quienes son nuestro pasado también, no lo sé, nose que seriamos ni donde estaríamos si no nos despidiéramos, solo sé que siempre hay una despedida en las historias, triste o feliz podemos discutirlo. ¿Empezamos por algunas?

CAMILA Y MATIAS, UN ADIOS SIN ANTICIPOS:

-Odio el sol de la mañana, porque me despierta demasiado temprano, entonces la rutina diaria empieza, levantarse, cambiarse, lavarme la cara y hacer el desayuno, rutina diaria que desgasta pero no me quejo, de todos modos algo hay que hacer. Me siento en la mesa y lo encuentro como todos los días, mirándonos a la cara, sonriéndonos, y a veces sin poder mirarnos, es el, Matías, mi gran amor, parte de mi historia y de mis días, hoy mi mundo no seria así, tan positivo si el no hubiera pasado por aquí, costo levantarme, como a cualquiera le cuesta después de cada adiós, de cada, tal vez algún día, que definitivamente algún día termina siendo nunca.
Sé que vendrán nuevos amores, estoy segura, el amor esta en todos lados, y suena loco decirlo pero las coincidencias no existen, todo pasa por algo, nunca voy a olvidarlo, me acostumbre a su ausencia, aunque sea difícil, pero ya no está ¿sabes?, se fue sin saber dónde y porque, solo se fue.
-Allí estaba ella, morocha, alta, 23 años, ojos verdes, una sonrisa pegadiza, vestida de azul, esperando el colectivo en la plaza bajo un árbol, mientras me hablaba de la muerte de Matías.
-Como te decía las coincidencias no existen, lo conocí a Matías un verano, hacía mucho calor, ese día, mis amigas insistían ir a la pileta del club, yo solo quería quedarme en casa, pero entonces seguían insistiendo, termine sentada bajo una sombrilla leyendo un libro, mientras ellas coqueteaban con chicos en el agua.
A veces les parezco rara, porque prefiero quedarme leyendo un libro, sumergirme en historias, creérmelas, pero son mis amigas, y de alguna manera creo les gusta mi compañía.
Ese día estaba concentrada leyendo “descolgando la luna”, cuando de repente siento que un montón de agua me moja no solo el libro, toda mi ropa, mis gafas de sol, me puse de mal humor, como es posible, viéndome que estoy leyendo, bajo la sombrilla, con toda mi ropa puesta, viene a tirarse justo a mi lado, entonces le dije: ¿Quién te crees? ¿Acaso no viste que estoy leyendo?
Disculpas, fue lo único que salió de su boca.
-Es que estabas tan tranquila y hermosa que no pude resistirme a intentar aunque sea llamar tu atención, de buena o mala manera, simplemente intentar, se que ahora ni siquiera me dirás tu nombre, se que estas enojada, pero Matías es el mío, un gusto hablar contigo.
-Esa fue nuestra primer conversación, termine muy enojada que no le dirigí ni una palabra más, me fui a mi casa tan enojada que olvide el libro, por orgullo no volví, sabía que mis amigas lo verían y me lo traerían, pero me equivoque, se olvidaron también mi libro, estaba muy apenada, había perdido un libro que ni siquiera sabía el final, solo 20 páginas quedaban, tan poco, tan cerca, todo por un chico malcriado que no le enseñaron modales.
Otro día mas, otra mañana mas, me levantaba esta vez sin sol, lluviosa comenzaba mi rutina, desayuno como siempre y ya sabes lo demás, salgo a la calle camino a la librería donde trabajo, llegando a la esquina, encuentro mi destino, pasa un auto muy rápido doblando, apurado me moja la ropa, al menos fue educado y se detuvo, al salir del auto, increíble otra vez él, acaso ¿no te basta con mojarme en la pileta que me vuelves a mojar aquí?, otra vez una disculpa, pero que se creía, que con una disculpa iba a arreglarlo, me había vuelto a mojar la ropa, y esta vez tenía que ir a trabajar, ¿Quién se creía? Volvía a rondar en mi cabeza esa pregunta , volvió a su auto, como niño malcriado, cuando de golpe lo vi salir con algo en su mano, era mi libro, el que había olvidado, el que me había mojado, ese mismo, lo tenía el,--------¿Qué te habrás pensado? Le dije, y se acerco hacia mí y me lo dio, dio media vuelta y se fue, está bien dije, gracias por el libro, ¿me escuchas?, dije está bien, gracias por el libro, a propósito mi nombre es Camila, y ahí dio la vuelta, sonrió y dijo, temía que no dijeras tu nombre, te iba a encontrar en algún lugar seguro, las coincidencias aun existen,- y ahí fue cuando respondí si que existen y a veces nos sorprenden demasiado, me había enloquecido con su sonrisa, sin embargo seguía pareciendo un niño malcriado.
-¿Aun puedo disculparme llevándote a tu trabajo o donde sea que vayas?, me preguntaba, -y por dentro pensaba, claro que tendría que llevarme, si me mojo ¿Quién se cree?, acepte entonces que me lleve, empezamos mal tal vez, pero podíamos mejorar.
Pasaron los meses y Matías me gustaba más, fuimos amigos inseparables, sabíamos mas del otro que de nosotros mismos, pero seguíamos sorprendiéndonos de nuestras cosas, nuestros miedos al futuro, las historias interminables de cada noche, era él, definitivamente, me fui dando cuenta que lo extrañaba, cuando no estaba, y que lo quería junto a mí, me había enamorado de él, pero no podía decírselo, necesitaba saber que pensaba.
Ese mismo día, un 15 de marzo como cualquier día, nos vimos aquí, en esta plaza, bajo este árbol, donde últimamente me siento a esperar, hablamos mucho tiempo, se nos paso la tarde, teníamos tiempo porque no trabajábamos, y entonces el me dijo:- estoy enamorado, necesitaba decírtelo.
- ¿de quién? Fueron mis palabras, sin siquiera pensarlo, sentía un nudo en mi garganta, parecía que me estaban apuñalando, y todavía no me había dicho.
-hace mucho tiempo que me enamore, de una mujer muy hermosa, un poco terca, enojona cuando la hacen enojar, y odia el sol de la mañana, necesitaba decirlo.
-seguía sin comprender sus palabras, yo también odiaba el sol de la mañana, pero ¿porque me lo decía a mi?, mis manos temblaban, no podía hablar, se había enamorado, y yo estaba enamorada de él, le dije con una profunda tristeza, felicidades, te deseo lo mejor, tragándome las lagrimas, cuando de repente me dijo: -tenía que decirlo, no puedo estar sin ti, hace un tiempo me di cuenta, que te necesito, te extraño cuando no estás, las despedidas son muy duras, aceptarías entonces ¿estar conmigo?.
- volvió mi tranquilidad, el puñal no lo sentía, sentía felicidad, tanta que podía dar la vuelta al mundo en un segundo, y le dije: ¿estar contigo?, acepto, seria toda una aventura, y así fue una gran aventura, los días seguidos, los años con él fueron maravillosos, primero vivir juntos, y era eso, no me molestaba ya el sol de la mañana, porque me despertaba con él, pero como todo, siempre tiene un final, y esta aventura no fue la excepción, aunque reprocho lo rápido que se fue.
Murió un 19 de febrero, a los 25 años, uno de los días más tristes de mi vida, se fue sin decir adiós, sin anticipos, solo se fue, a veces me pregunto ¿Por qué él?, ¿Por qué una enfermedad nos destruyo?, pero no encuentro más que silencio, y a así sigo mis días, viviendo nada más, hasta que las coincidencias nos vuelvan a cruzar, en resumen esta es mi historia. –decía Camila antes de tomar el colectivo y marcharse directo a su casa, esperando ¿Qué más que esperar? Las coincidencias existen.


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